CAUSAS Y EFECTOS DEL DOLOR DE ESPALDA (III)
Actualizado: 16 dic 2020
El dolor de espalda es de las dolencias más extendidas en la población. El progresivo desgaste de la espalda viene provocado por la combinación de dos causas: una natural debido a que somos seres bípedos y la fuerza de la gravedad actúa con intensidad a lo largo de toda la vida y otra a los malos hábitos que adquirimos desde muy temprana edad.
Se da un proceso natural en el que las almohadillas intervertebrales se van deshidratando provocando la pérdida de movilidad vertebral así como el deterioro de la propia musculatura y zona ósea. Pese a esto, si somos capaces de adquirir buenos hábitos tendremos una espalda sana durante toda la vida.
Cuáles son los hábitos que producen un deterioro de la estructura que forma la espalda:
SEDENTARISMO

Esta palabra proviene del latín y significa “quien trabaja sentado” o “quien está sentado” y en principio define a todos aquellos oficios que se realizan sentado, sin tener casi movimiento. Pero esta palabra ha adquirido en nuestras sociedades un significado más amplio, ya que al sedentarismo laboral se ha unido el sedentarismo general en la vida, la falta de actividad física. A las horas que pasamos sedentes en el trabajo se unen las horas que estamos sentad@s en nuestras casas, normalmente frente a una pantalla. El ser humano está hecho para moverse, para andar, para ejercitarse y lo contrario lleva a desequilibrios, muchos de los cuales afectan directamente a nuestra espalda.
Un estudio español publicado en 2014 en la Revista Española de cardiología, realizado sobre 800 personas empleadas a la fábrica General Motor de Figueres llegó a las siguientes conclusiones: aquellas personas que estaban más de seis horas sentadas en el trabajo tenían mayores índices de masa corporal, perímetro de cintura, presión arterial y peores marcadores en sangre de resistencia a la insulina e inflamación. Es un pequeño ejemplo de lo que supone el sedentariosmo para el ser humano.
Cómo repercute el sedentarismo en la espalda:
Atrofia muscular. Estar tantas horas en la misma postura sin ejercitar la musculatura lleva a una pérdida de masa muscular que limita la fuerza y provoca contracturas con facilidad ante un mínimo esfuerzo.
Mala higiene postural. Las malas posturas provocan un aumento de la presión sobre los discos intervertebrales que a la larga puede facilitar la aparición de deshidratación discal, fisuras y hernias.
Falta de actividad. La inactividad empeora la coordinación neuromuscular provocando contracciones inadecuadas o a destiempo y facilita la tensión muscular.
BLOQUEO EMOCIONAL

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Los desequilibrios que llevan a sufrir dolor muscular y otros problemas estructurales vienen dados por múltiple factores. Según mi experiencia profesional el factor emocional es una de las causas que está detrás de esos desequilibrios y que tiene una enorme importancia en su desarrollo. Cada vez se habla más de la emoción como factor desencadenante de tensiones y dolores a nivel muscular pero aún queda mucho camino por recorrer para que se relacione con más exactitud la emoción con el desequilibrio y se trate adecuadamente y holísticamente todos los planos, incluido el emocional.
Los bloqueos emocionales dejan un residuo y forman parte de múltiples dolencias, incluidas las de la espalda.
Uno de los desencadenantes emocionales de los que más se habla es del estrés, convertido en un patología crónica de las sociedades contemporáneas, sobre todos las más desarrolladas tecnológicamente.
El estrés puede surgir de cualquier situación que sintamos como un desafío al cual nos tenemos que enfrentar y vencer; como un peligro cuyas consecuencias pueden ser nefastas. Si vemos el trabajo como un desafío continuo, si la crianza y nuestra relación de pareja nos supone un desafío permanente, si conducir nos supone un peligro, si la vida en sí misma la convertimos en un desafío sin fin, el estrés nos acompañará siempre y provocará destrozos inimaginables en nuestro sistema espiritual, mental y físico. Y la espalda es una de las zonas del cuerpo donde ese estrés se vierte en forma de tensión.
Hay técnicas para enfrentarse a esas situaciones y convertirlas en un aprendizaje positivo y controlar los momentos de estrés para que este no permanezca de forma crónica en nuestra vida.
Sobre las emociones podríamos extendernos mucho más. Pero el propósito de este artículo es dar unas pinceladas generales para que nos hagamos un cuadro de todos aquellos aspectos que afectan a la espalda y a partir de ahí indagemos en los que nos interesen. Más adelante, en otros artículos, tendré la oportunidad de hablar con más detalles de estos aspectos.
MALA ALIMENTACIÓN

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La comida que tomamos se descompone a través del proceso digestivo para alimentar a cada una de las células que componen nuestro cuerpo. Una mala alimentación con un exceso de azúcares, conservantes, fritos, etc, provocará un mal funcionamiento celular, o sea, un mal funcionamiento de nuestro cuerpo. Además, tendrá otros posibles efectos como sobrepeso, falta de energía, mal funcionamiento visceral, etc, que provocará problemas de espalda.
La obesidad provoca estrés en nuestra estructura, ya que se tiene que mover con una carga para la que no está preparada, sufriendo de este modo los músculos, articulaciones y ligamentos.
Por otro lado una mala alimentación puede llegar a provocar inflamaciones y disfunciones viscerales que tendrán un reflejo en dolores musculoesqueléticos de la espalda. Dependiendo del órgano afectado así sufrirá una parte u otra de la espalda.
HIGIENE POSTURAL

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La mala higiene postural es una de las principales causas de los problemas de espalda. Esta mala higiene se adquiere desde muy temprana edad debido a las malas costumbres que transmitimos las personas adultas y a una falta de ergonomía en el mobiliario que tenemos. Sillas, sillones, sofás, etc. están diseñados desde el punto de vista de la estética y no de las necesidades reales de nuestro cuerpo para mantener una postura adecuada.
Presionar e insistir en que los niños y las niñas anden antes de tiempo, el uso de los zapatos desde edad muy temprana, las mochilas de la escuela, las incómodas sillas en las que tienen que estar sentados y sentadas por horas en los colegios, etc, nos lleva a adquirir unas posturas que a la larga provocan un gran perjuicio en nuestra espaldas. Estos malos hábitos se mantienen a lo largo de los años: a la silla de la escuela le sigue la del instituto, la universidad, el trabajo, la casa… Y para enfrentarnos a todo esto es necesario adquirir una buena educación postural desde muy jóvenes.
Trabajos pesados

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Hay un sin fin de trabajos en los que no se respeta nuestros límites y en los que llevamos a nuestras estructuras al límite de su capacidad, provocando un enorme desgaste que con el paso del tiempo se convierten en dolencias crónicas como osteoporosis, artrosis, hernias, entre otras. Cuando somos jóvenes no somos conscientes de este hecho y mientras nuestro cuerpo responde lo explotamos, pero con el paso del tiempo lo que se deterioró es muy difícil de recuperar y en algunos casos imposible. Por lo tanto tenemos que pensar si nos merece la pena ese desgaste y qué consecuencias puede tener con el paso del tiempo.
CONCLUSIÓN
Muchos son los factores que pueden intervenir en los dolores de espalda y también muchas son las decisiones que podemos tomar para que nuestra espalda esté sana. En el próximo artículo expondré que podemos hacer para mantener una espalda flexible y fuerte.